miércoles, 8 de julio de 2020

Poética metodológica: intuición, inspiración, imaginación, ilusión e iluminación.


Cuando se asiste a seminarios de investigación, el enfoque metodológico centra su atención en el método, los facilitadores disertan entonces sobre lo hermenéutico, fenomenológico, deconstruccionista, etnometodológico, hermenéutico-fenomenológico y el método científico, que queda por allí, en el ahora, oculto, asomándose, con sus atractivos estadísticos. Así, Gadamer, Husserl, Derrida, Garfinkel, Van Manen y Karl R. Popper, ocupan parte de la conversación y disertación de estudiantes y docentes, para intentar dilucidar cual será el método que, en definitiva, pueda servir de orientación y aplicación a la investigación pretendida, la tesis. Estoy plenamente convencido que el estudio de las tradiciones es ciertamente importante, permiten la entrada del sujeto a un mundo lleno de matices metodológicos, un espacio esencialmente esencial, al ser en definitiva el método lo que permite hacer, edificar, cimentar, construir la investigación y dilucidar sus efectos.
Después de pasar algún tiempo dedicado al estudio del método, como parte de la Filosofía de la Ciencia, en esos instantes de distinción cognitiva, y entre letras de algunos escritos, empecé a percibir que existen algunas fuerzas que son comunes a todos ellos, en unos con más temple que en otros, que te hace estar ahí, permanentemente, haciendo aquello con letras, una y otra vez letra tras letra, palabra tras palabra, ideas tras ideas,  una fuerza que en un primer momento afirme ser inspiración; asociada a la inspiración poética, entonces en ese momento del pensar; saltó la idea de poética metodológica. En algún instante mientras leía a Karl R. Popper, para ver cómo eran las cosas del método de contrastación deductiva de teorías, Popper, afirmaba que Albert Einstein era movido por la intuición, la fuerza que agitaba a un físico teórico de su talante, era la intuición. 
En otro instante apreciando a Henri Bergson, decía sobre la intuición como método para la filosofía, cosas de Bergson, y entre Einstein y Bergson, entonces la intuición como componente de una fisión filosófica metodológica, que solo es posible en un punto de inspiración, imaginación e ilusión. Vives desde que llega aquella idea, día tras día, con la ilusión del eureka, lo encontré, por fin, la iluminación final, después de tanto pensar en ese instante intuitivo, del que nos habla Gastón Bachelard, de la poética del espacio, entonces la poética metodológica se transconforma en la intuición, inspiración, imaginación e ilusión, para iluminar la producción de ciencia fenomenológica, hermenéutica y científica, fuerzas que allí permanecen inertes, ocultas detrás del método, en el pujar para parir, un decir socrático, aquello denominado conocimiento que se presenta a través de las teorías o modelos.

Autor: Italo Avendaño

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